En el imaginario colectivo, el nombre Carlos Monzón remite inmediatamente a conceptos relacionados con los golpes, el boxeo, la rudeza, las masculinidad.
Pero siempre hay una excepción. En la carrera cinematográfica del campeón mundial de peso mediano entre 1970 y 1977, hay un detalle que nada tiene que ver con esa imagen de "macho argentino" con la que siempre se lo identificó.
En el año 1974, Leonardo Favio dirigió su octava película titulada "Soñar, soñar". La protagonizaron Gianfranco Pagliaro (Mario) y Monzón (Charly). El primero era un cantante/actor que recorría el país presentando su show musical. En un pueblito del interior del país, Charly, conoce a Mario y decide acompañarlo en su vuelta a Buenos Aires para cumplir su gran sueño: ser un artista.
En el año 1974, Leonardo Favio dirigió su octava película titulada "Soñar, soñar". La protagonizaron Gianfranco Pagliaro (Mario) y Monzón (Charly). El primero era un cantante/actor que recorría el país presentando su show musical. En un pueblito del interior del país, Charly, conoce a Mario y decide acompañarlo en su vuelta a Buenos Aires para cumplir su gran sueño: ser un artista.
Lo importante es el detalle de que Monzón pasa, los 85 minutos que dura la película, llorando y en determinado momento trasciende los límites de lo predecible. Luego de decir "¿no le sobra uno?", se ve a Monzón con su cabeza llena de ruleros, como cualquier señora de 60 años que vemos por nuestro barrio.
Sin desmerecer la trama, ni la actuación de Pagliaro, Monzón y su continuo llanto se llevan la película. Una perlita que todos deberían saber.....
Imágenes de la película: